lunes, 12 de noviembre de 2012

La dama de la vela.
La calles de Xico tienen viejas casonas, algunas de las mas antiguas fueron edificadas desde finales del siglo XVIII  y otras en el siglo XIX; entre estás destaca  la que fue hasta mediados del pasado siglo la casa de doña Blanca; una parte de está es en la actualidad un céntrico y amplio hotel.
De la casa se dirá que fue construida por el fundador de la rama de los Peredo y que en ella radico su numerosa familia, entre cuyos miembros se encontraba una hija de quien se dice era una hermosa mujer, misma que muy joven fue  engañada por un militar ilustre en la historia de México. Este militar la engaño prometiéndole matrimonio, pues siendo casado, argumentaba que su esposa pronto moriría debido a una prolongada enfermedad que le consumía y que él como viudo  se casaría nuevamente.
Por tal engaño la hermosa jovencita xiqueña quedó embarazada en el año de 1842 y, posteriormente, nació una niña. Mas por esta falta el militar  dejó de visitar el pueblo de Xico pues aunque en verdad quedo viudo se casó con otra importante dama de la capital del país y la Xiqueña, convertida en madre soltera, fue castigada por sus hermanos.
Se cuenta que la encerraron en un cuarto secreto de su gran casa y que en ese encierro la desventurada mujer enfermó de melancolía y abandono pues casi a nadie se le permitía visitarla; también se dice que, para iluminarse en las penumbras de los espacios que habitaba, sus hermanos sólo le daban tres velas por semana, mismas que no siempre le alcanzaban.
Así, dicen que un día frío y húmedo ella murió acompañada solamente por una vela encendida y desde entonces su alma vaga por la casa con esa vela encendida esperando que alguien sople la flama para poder descansar en paz después de sus sufrimientos en el mundo.
Han pasado muchísimos años y quienes en diferentes épocas han jurado haber visto ese fantasma con la vela, no han tenido el valor para soplara la flama, no han tenido valor  pues la figura sufrida y transparente de la doliente mujer, que viste largo camisón y muestra  un rostro ojeroso entre desordenado peinado, les paraliza el cuerpo y les desencaja las facciones. ¿Quién pondrá fin a esta historia? ¿ Qué valiente soplará la vela?. Eso sólo el tiempo podrá decirlo.

La llorona
El grito de la llorona es aterrador, así lo narran xiqueños que juran haberla escuchado y también observado. Dicen que su lamento levanta los pelos de quien la escucha. Y es una regla en el pueblo que, cuando el grito se escucha muy lejos, el fantasma de la llorona está mas cerca de los mortales; y,  cuando el grito se escucha muy cerca, el fantasma esta mas lejos. La llorona es una desgraciada mujer que mato a sus hijos  y los arrojó a un río; por ello su presencia esta relacionada con manantiales, arroyos, lagunas y mas sitios  con agua, y se dice que toda mujer que se practica abortos, después de muerta se convierte en llorona.
Basado en esto, muchos xiqueños han marcado como lugares donde deambula la llorona el viejo puente de coyopolan, la  puente vieja, el rincón de Chautenic, el río de Pextlan, el caño del callejón de los campos, el desagüe de Xonecuila por la calle  sin salida, atrás de lo que fue el viejo teatro y cine Hidalgo; también en el caño de la entrada, en el solitario callejón del caracol, en el chorrito de Lava pies situado en el camino que conduce al cementerio, y por arroyos del tapanco.
Cuenta también la leyenda que quienes han logrado mirar a esa mujer la describen con un rostro de bestia mular y una larga y fina cabellera; dicen que cuando camina no pisa la tierra y aseguran que quienes han estado muy cerca de ella han quedado anémicos, o han perdido alguno de los sentidos del cuerpo.
Entre estas historias se cuenta que en una ocasión, junto a las murallas del cementerio viejo que existió en el sitio en que actualmente se encuentran el salón social Benito Juárez y la escuela M. Ocampo, un hombre que caminaba en altas horas de la noche, de pronto observó que también una mujer caminaba delante de el; intrigado por su descubrimiento, empezó a hablarle a esa mujer, pero está no contestaba. El hombre entonces le pregunto la hora y la mujer respondió: Las diez me dieron en Francia. Ahorita es la media noche. Y dicen que efectivamente el reloj de la parroquia empezó a dar las doce campanadas al tiempo que la mujer lanzaba su grito aterrador de ¡Ay mis hijos…! Y el hombre observó en la sombra reflejada en la muralla del cementerio las características de bestia mular en las facciones del rostro de la desconocida.


Los duendes del cerro.
Desde Xico se contempla, rumbo al oriente, el majestuoso cerro que antiguamente llamaron Acatépetl  o Cerro de San Marcos y que en la actualidad también llaman el Acamalin.
Ese cerro está lleno de misterios. Se dice que por sus veredas  que conducen a la cúspide se perciben sensaciones raras; que en ocasiones, bolas de  fuego caen a él desde los cielos y se pierden en los cafetales; asimismo, que en ese lugar no se escucha el ruido de los cohetes, que durante las tempestades los rayos caen con frecuencia y, los mas importante para muchos, es que ahí, en unas milenarias cuevas, está el hogar de los duendes.
Los duendes son espíritus, mas cuando se materializan semejan pequeñas criaturas que visten con ropa de colores fuertes. Parecen niños pero muchos tienen barba y bigotes y lo peor: son criaturas malignas que disfrutan quitándoles a los campesinos sus bastimentos o utensilios de trabajo. Por ello, cuando los lugareños van a trabajar en el cerro se protegen con reliquias sagradas o colocan en las huertas de cafetos cruces con tabaco seco, de madera u otros materiales. También algunos trabajadores suelen dejar en las huertas botellas de aguardiente, esto para que los duendes se emborrachen, pues se comenta que así se materializan sin quererlo, pudiendo con ello los humanos corretearlos a base de pedradas o golpes de leños.
También se dice que estas criaturas demoniacas confunden a los hombres cuando se encuentran con ellos; que tocan flautas de carrizo o tambores de madera y que con sus danzas y música encantan  a los solitarios que se adentran  al cerro sin protección contra el mal viento; quienes han sido encantados son perdidos por los duendes llevándolos hasta un manantial donde una jarra de oro se menea en las aguas transparentes.
Y así muchos viejos del pueblo contaron y cuentan que numerosas personas han sido perdidas por los duendes del cerro, que muchas han aparecido por lugares muy lejanos enfermas de la mente, en especial las barrancas sombrías que están en una ladera del cerro. Por ello este lugar es notable y quien quiera conocer sus secretos que busque la entrada a las cuevas misteriosas  o que busque en las veredas a los duendes, tal vez los encuentre; mas será raro que después de esa aventura quede cuerdo para poder contar con certeza sus vivencias.